Duncan y Dominique

Dominique: -Luego de por fin escaparse de su confinamiento forzado en un ataúd con candados y cadenas, el rubio sigue ofendido y se demuestra claramente en la forma nerviosa y violenta en que las sombras a su alrededor se mueven. Irritado por la sensación, el rubio da rienda suelta a sus esclavas y éstas en el acto comienzan a destrozar todo a su paso hasta que se topan con un peliazul muy peculiar y cornudo. El rubio regresa la mirada hacia donde ha notado el alto de sus sombras y se topa con el personaje- Hmm? Y eso qué es?

Duncan: -Luego de una fuerte lluvia, que azotaba el pueblo, de deabular sin rumbo por tabernas buscando refugio, y de que lo hecharan a patadas porque no había sitios, se dejó llevar por sus pasos hasta una enorme mansión en lo alto de una colina- waooo.. que chiquero... supongo que aquí ni a los pordioseros les dicen nada por entrar.... este lugar esta mas viejo que yo.... - ydecir eso ya era bastante, el incubo, estaba con un humor de perros por el hambre, y se maldecia internamente por no haber "devorado" algún aldeano.- Estupida lluvia.... -vagaba por la casa, curioseando aver si encontraba cualquier cosa, pues incluso sangre le funcionaba para aplacar la sed.- Eh??? -un sonido de cosas rompiéndose le llamaron la atención y se acercó con cautela hasta donde se oia el estruendo- wooow..... y esas mamacitas? quiero 3 para llevar(?)

Dominique: Apenas el rubio dió la vuelta, curioseando en dirección donde la figura se había visto, las sombras rechinaron y regresaron por el camino andado, escurriéndose por entre los muebles y paredes hasta volcarse alrededor del hombre. Dos siluetas de mujer salieron de entre el mar de sombras y se acercaron al tipo de cabello azul que inmediatamente lanzó piropos a las chicas. Por su parte, el rubio no había reparado en las acciones de sus sirvientas, si bien se había detenido a observar a su nuevo acompañante, no hubo detenido sus pasos un segundo extra. Despacio y cadenciosamente, se acercó con su elegante andar acentuado y a cada paso, las sombras se separaban y dejaban libre el suelo donde su maestro pisaba.

Pero la historia era diferente del lado del recién llegado.

Aun el agua que escurría por el piso estaba siendo devorada por las sombras, quienes sedientas, confundían el líquido con sangre y se mostraban más y más irritadas de que aquello fuera solo insípida agua. Pero ellas no podían atacar por su cuenta, no, debían esperar a ser comandadas a ello, debían ser fieles y obedientes, o las consecuencias serían graves. Aun así, para su propio beneficio, el rubio tambien sentía los estragos del hambre luego de su confinamiento del que solo su captor llevaba registro. A dos o tres pasos del cornudo, el rubio detuvo su andar y apoyó su bastón sobre las sombras que esta vez no se movieron de su sitio. Una amplia y confiada sonrisa iluminó el blanco rostro del rubio quien amablemente agregó en voz serena y con tono de bienvenida:

- Buon nuit messie, por su presentación puedo adivinar que no solo el clima ha sido inclemente con usted sino que tambien lo han sido mis malagradecidos vecinos que no dejan de chillar e impregnar con su humanidad estos lares. Y lamento la desagradable presentación joven, ¿puedo permitirme ofrecerle abrigo adecuado para alguien de su estirpe?

Las palabras resbalaban deliciosamente entre los labios del lascivo paliducho quien con arte y educación demostraba que era fácil adivinar que el otro no era un humano, sino más bien uno de esos engendros del averno con quienes el rubio ya había tenido tratos en ocasiones anteriores. Ahora, lo único que resultaba extraño, era que el personaje se dejara mostrar los aditamentos propios de su especie, los cuernos y las alas, la cola y la imágen entera clamaba su naturaleza demoníaca, y eso, para la usansa de Dominique, era algo muy extraño. Bien pudiera ser que su huésped fuese solo un demonio demasiado jóven e incexperto para entender la practicidad del fino arte del engaño o simplemente las cosas habían cambiado en su larga estancia en el olvido.

Pero cualquiera de los motivos era poca cosa ahora. El interior del vampiro se revolvía de gaas por dejarse de payasadas de etiqueta y lanzarse en contra del demonio. Fuera de lujuria, un deseo perfectamente entendible cuando se considera que el rubio ya había probado y sentido el poder de la sangre de los demonios correr por su cuerpo yerto.

Pero todo eso debía esperar, porque si bien la recompensa era grande, un error iba a salirle caro. De modo que el rubio pretendía montar una farsa lo suficientemente efectiva como para conseguir algo de beber y, dado que este demonio era "nuevo", primero habría que reconocer las pistas que llevarían al rubio a su cena deseada.

Duncan:  Observó a las figuras danzar entre la oscuridad, siendo ellas mismas sombras con siluetas de mujer, escurriendose suavemente entre las paredes,  amenazadoramente encantadoras, como para robarle la vista por momentos, se quedó perdido, hechizado tras sus movimientos-Wooow.... que lindo espectaculo... -Les celebró con un elogio mas, antes de descuidar a las criaturas por un segundo por el recien llegado que acaparaba toda tu atención, con su piel palida y cabellos de oro-fiuuuu.....-un silvidito se le escapó de los labios al cornudo, al verle caminar acercansose con tal tranquilidad y majestuosidad como eran propios los de su clase, claro que para el demonio en cuestión, esto era nuevo-mmh?-le descolocó un poco el escucharle hablar, cual caballero de la era victoriana, sus facciones se curvaron en una sonrisa, pensado si seguirle el juego o no- Buenas noches... es curioso que lo mencione... considerando el lugar en el que estamos, no me imaginé que hubiera alguien... esto...-señalando a las criaturas- es alguna advertencia? un no te acerques a mi propiedad o algo asi?? -el demonio arqueó una ceja en un gesto de eceptisismo, pues no le creía el cuento del caballero nocturno-mmm.. heey. que amable... justo ahora estoy helado hasta la medula, y mas mojado que el lago de aqui cerca.. le molestaría si me quedo.. a... calentar mi cuerpo un poco, monsieur?-le hacía gracia esta actitud tan formal del chico rubio, pero se lo dejaría pasar si con eso, saciaba su apetito, podía sentír una escencia deliciosa en el sujeto frente suyo, una tan perversa y exquisita que casi le resultaba probocadora, pero tonto no era, y sabía que meterse con criaturas capaces de dominar las sombras como él, eran de cuidado.- monsieur tiene nombre?

Dominique: Una sonrisa se dibujó en los labios del rubio quien en medio de una mezcla de ternura e hilaridad escuchaba atento a su acompañante. El alto y fornido macho de demonio parecía un tierno cachorro empapado en la tempestad, pero aun así, sus gestos, sus pausas y sus palabras, demostraban que intentaba mantener su orgullo, aun si el intento no era del todo adecuado. Sin moverse un cm de su sitio, el rubio dejó escapar deliberadamente una risilla al tiempo que bajaba la mirada alrededor del sitio donde el otro estaba, un gesto que trataba de ser empático a la situación desfavorable del otro pero que, claramente, dejaba ver cierto aire de superioridad en la situación hacia el vampiro.  Cuando el otro hizo incapié en las sombras rodeándolo, el rubio regresó a su sonrisa más confortable y serena y agregó con la mayor calma del mundo:

-Ah, ¿ellas? Ellas son solo mis sirvientas. Fieles, curiosas y hambrientas sirvientas. Más allá de ser un sistema de seguridad, son extensiones de mi persona fundidas en la oscuridad, no atacarán si no lo deseo, a menos claro que yo pierda el control de ellas, lo cual, vergonzosamente es posible, en especial luego de mi reciente despertar… Me siento tan... débil. Pero seguramente alguien como usted no entendería de estos menesteres, es decir, los hijos del averno solo vienen a este mundo a satisfacer deseos a precio justo ¿cierto? Lo que me lleva a preguntar el motivo de su deambular por estos lares, me parece simplemente descabellado atreverme a pensar que no tiene usted un contrato ya establecido con alguien y aun así es libre de ir y venir a su entero placer… ¡Aaah! Pero por supuesto.

El gancho había sido lanzado al declararse débil, pero para satisfacción del rubio, el cornudo se mostraba también en medio de una necesidad expresándolo honesta y abiertamente. La sonrisa del vampiro dejó ver su honesta satisfacción al tiempo que relucían sus colmillos ahora expuestos en un gesto de incontrolada felicidad. Pero como dicen, más sabe el diablo por viejo que por diablo, y Dominique entendía que era pronto para cantar victoria, después de todo, exponerse débil era también una estrategia de batalla que el mismo rubio había sabido usar alguna vez, y aunque deseaba que el otro se estuviese mostrando genuinamente cooperativo, uno no debe fiarse de las apariencias, en especial en seres capaces de modificarla a voluntad.

Arrugando la nariz por unos segundos para relajar los músculos de la cara, el vampiro volvió a mostrar compostura y en seguida, luego de dar un golpe al suelo, dio media vuelta al tiempo que ladeaba la cabeza ligeramente haciendo una seña discreta al otro para que lo siguiera.  Al tiempo, obedientes, las sombras dejaron libre el camino trazado por los pasos del vampiro, pero seguían alrededor del demonio, inquietas y chillonas; sus voces espectrales parecían niños llorando, mujeres clamando piedad y hombres en rabia y dolor, pero ni una sola palabra salía de ellas, solo sonidos extraños, el perfecto escenario para erizarle la piel al más valiente. Y este escenario era producido por el maestro de las siluetas, quien sentía crecer en su interior el salvaje instinto de beber que se acentuaba con el aroma del otro impregnando el aire, otrora húmedo y viejo, mientras andaban.  

Luego de unos pocos giros por estancias derruidas y enmohecidas, el rubio corrió con su bastón una cortina en frente de ambos, descubriendo una estancia que si bien oscura, dejaba ver que estaba ricamente amueblada. De las paredes pendían elaborados tejidos que parecían contar historias extrañas; igualmente, muebles de fina y oscura madera, adornados con detalles en obsidiana, crujían suavemente. El rubio tomó la delantera y se inclinó frente a un grueso pilar donde, a la altura de su pecho, encendió una pequeña vela que dejó caer a través del pilar y que, algunos momentos después, encendió la chimenea a los pies del vampiro. El perfil del rubio se iluminó mientras él apagaba un cerillo con el índice y pulgar mientras, sin voltear, agregaba en voz alta

- Pase, sea bienvenido. Le ofrezco una disculpa por el deteriorado estado de mi hogar, pero hace años que no podía hacerme cargo, apenas consiga lo necesario, volverá a su esplendor natural. Por favor, no tema por mis esclavas, el fuego las asusta y como puede ver no lo protegen más. No puedo ofrecerle vestimentas secas, pero si es que acaso siente frío, puedo ofrecerle mi abrigo y claro, mi nombre. Soy Dominique L’Eclair. ¿Y cómo puedo llamarle?

Inmediatamente después de darle la bienvenida, el rubio devolvió su rostro en dirección del demonio y al tiempo, desvestía el abrigo largo que llevaba puesto, de modo que al finalizar su discurso, extendió el brazo y lo ofreció a su huésped, esperando que lo tomara.  

Duncan: Podía sentirle la soberbia al tipo ser despedida por cada poro de su piel, y le entró un ligero enojo, como si le retaran, era clara la burla del hombre hacia él, pero prefirió dejar pasar la situación, no tenía mucho este negocio, y lo mas que había hecho era jugar con los humanos, y de sitio en sitio había llego hasta allí, no pensó que tan pronto su suerte se viera opacada, por un ancestro que encima se le burlaba en la cara- Sirvientas....-La cosa con la casa antigua, la ropa del año de las polillas, el acento de "no soy de este año" ya le parecían hilarantes, pero le estaban complicando un poco la existencia, pues en si.. era un demonio joven y en estas fechas... su hablar era mas bien simple y bulgar.-Aver.... signfica que estan unidos?? puedes sentir lo que les pasa a ella? o ellas sentirte a ti??? -curioso por que si bien, el controlaba sombras, no era capaz de hacerlas reaccionar con esa manera tan viva-mm.... contratos.... porquerías de esas... no entiendo que le ven de interesante a jugar con la comida... desde los tiempos de mephistofeles ... no... mucho antes que eso, los de mi especie siempre han hecho tratos con la gente, darles gusto y tomar poseción de ellos... es lo que dices? he visto algunos e mi clase, caer por malos contratos.......por suerte para mi... no soy de los que hacen contratos... pero puedo llegar a buenos acuerdos.... -el vampiro frente suyo, se dió la vuelta, y se tensó un momento, las sompras esparcidas por todo el caurto, comenzaron a cantar, horribles chillidos a coro, que solo le lograron irritar- las quieres callar? harán que me duela la cabeza... odio los niños.... -suspiró pesadamente, y le siguió, en silencio esperando, y vigilando de vez en cuando a los engendros oscuros que deambulaban por la casa, se sentía un vil turista en la mansión de la reina de inglaterra, o un niño en la casa del terror de un parque de atracciones, pero estaba conciente de que lo que estaba frente suyo, no era una reyna, y tampoco un tipo disfrazado, sino algo real y peligroso, que se detubo en una estancia y le invitaba a pasar- je... tranquilo... es... interesante... -se acercó al fuego, para calentar sus alas, quedando lo bastante cerca para darse cuenta de la diferencia de estaturas.-no me va a quedar... sería una pena arruinartelo con tanta agua... no crees? -aun asi, tomó el abrigo y con una mano desempolvó un viejo sillón, para dejar la prenda recargada, y con ambas manos se sacó la camisa, y la colgó cerca del fuego, para que se secara- me decia antes... que abacabas de despertar?? no recuerdo haber hecho tanto ruido al entrar.-Se lo quedó viendo precavido, pues no creía en tanta hospitalidad... y eso de estar debil... le sonaba sospechosamente sincero.-

Dominique: Si bien había estado callado durante todas las preguntas y aclaraciones del demonio, esta vez, con el peliazul desvistiéndose enfrente suyo, no pudo contener la ansiedad. Luego de que el otro le aceptase el saco para en seguida olvidarlo en uno de los muebles, el rubio regresó sobre sus pasos a tomar asiento en un sillón alto desde donde escudriñaba el cuerpo del otro perlado con gotas de agua, aun necias a abandonarlo, refulgiendo al rojo y amarillo del fuego. Distraído con el espectáculo, el vampiro casi olvida que debía respuestas, pero gracias a la ultima anotación del demonio, recordó que debía contestar. Lamiéndose los labios descaradamente, sonrió al otro desde abajo mientras cruzaba plácidamente una pierna por sobre la otra.

- No, no ha sido su llegada la que me ha despertado, llevaba varios siglos tratando de escapar de una tumba donde fui apresado, ha sido solo una coincidencia.. Claro, la última de la noche.

Al deslizarse la ultima palabra de sus labios, el vampiro se puso en pie y se acercó al demonio cadenciosamente, hasta detenerse apenas a 10cm del otro. Con su sonrisa aun mostrando sus colmillos, el rubio sostenía la mirada en los ojos del otro hasta que, al detenerse, estiró ambas manos para tocar el torso del demonio, primero con la punta de los dedos y en seguida, al deslizar las yemas hacia arriba, con la palma completa. En un gesto inquietante, el vampiro deslizó sus manos por el torso del demonio, los costados, la espalda y el pecho, con el mismo cuidado que un escultor que delinea su obra. Y apenas hubo conseguido llegar a los pectorales del invitado, el rubio volvió a clavar su mirada en los ojos de su acompañante para en seguida deslizar las manos por sobre los homóplatos y agregar con voz suave y controlada

- Dejaré la educación para otro día en que me muestres que no quieres darme lo que quiero, por ahora, aun si no te gusta jugar con tu comida, me gustaría ofrecerte un pequeño pacto de una sola ocasión ¿qué dices? Yo muero de hambre y tú sabes que no estoy siendo hospitalario por caridad, pero no pretendo esclavizarte, no por esta vez... Tú me das sangre de tu estirpe y yo te doy... Lo que necesites. es un trato justo..

El vampiro estiró los músculos en las piernas para levantar su altura mientras se acercaba al rostro de su acompañante en una invitación a aceptar con un gesto más alla de con palabras.

Duncan: Un tanto molesto, pues todo el camino le ignoraron las preguntas, que seguramente algún día intentaría de sacarle las respuestas al rubio, experimentando.... Mientras tanto, aprobechó para sacarse parte de la ropa, y ponerse junto al fuego, no ocupaba ser un veterano para darse cuenta de la mirada que le lanzaba el hombre, pero no le molestaba, al contrario, parecía ser que el vampiro hacía la taréa por él, y le devolvió la mirada, escuchando su historia- -fryplz- la ultima.... -dandole mala espina esa frace, y estubo por retroceder unos pasos, sino fuera por la actitud que tenía el chico.-frunció el ceño al notar la cercanía, desconfiado, pero permanecía quieto y expectante-Debió ser una tortura....-se tensó un poco al sentír la manos del joven y las tomó de las muñecas, suave sin detenerle... dejandose recorrer, sentía esas manos frías pasear por su humedecida piel-..........je....-se sonrió de mediolado con la criatura entre sus brazos, pues ya había hecho la de sujetarle la cintura, y si tras escucharle atentamente negó con la cabeza-no.... pactos no...contratos.. no... pero un mutuo entendimiento talvez... aunque cuando dices "tu estirpe" siento que hablas de un perro... o de algo que te hará mas poderoso, sabes lo matapasiones que es eso?jejeje-le bromeó un poco, curioseando lo que le ofrecían- Tu quieres sangre... bien... pero que estas dispuesto a ofrecerme??? -era obvio lo que quería, pero no recordaba haberle dicho que era un incubo, tenía hambre es cierto, pero- dame una sola razón para que yo confie en dejarte mi yugular en bandeja de plata?-el hombre se puso de puntillas por así decirlo, para alcanzarle, y fué puesta a prueba la cordura del demonio, quien ya estaba empezando a sentirse emocionado por dentro y no se explicaba porque, tenía una intensa necesidad de azotar al chico contra el suelo y deborarselo por completo, pero debía esperar... no se creía tan suertudo de toparse con algo tan facil. Solo atinó a ver que haría movido por la mera curiosidad,y quitado de toda sutileza, apresó al hombre en su agarre por la cintura, muy pegado a su cuerpo, y le sonrió de tal manera que enseñó los dientes dentro de su boca que formaban los mismos incisivos que el otro poseía, pero sin la capacidad de succionar vida como lo hicieran los vampiros, no, en su lugar, el demonio, se relamió los colmillos y mordió su propio labio inferior, del cual empezó a emanar un poco de sangre- la quieres????

Dominique: Ese amargo y ferroso aroma llegó velozmente al olfato del vampiro quien en el acto, sintió correr un escalofrío por su espalda en una suave y tentadora sensación de placer que desde hacía siglos, solo podía sentir por el carmesí fluído. El rubio no trató de disimular en lo más mínimo, al contrario, dejó sonar su respiración en un gemido mezclado con su exhalación al tiempo que con una sonrisa de satisfacción saludaba la mirada del diablo enfrente suyo y presionaba la parte trasera del cuello entre sus manos, al tiempo que presionaba su pelvis contra el cuerpo ajeno.

- No me ofendas con preguntas sin sentido.. cachorro. Te ofrecí lo que desearas a cambio de ella. Aunque, por lo que veo, hay muchas cosas que puedo ofrecerte en pago justo por tus servicios..

Socarronamente, el vampiro desvió la mirada solo un momento hacia abajo, insinuando que podía sentir al otro excitado y se mofaba de ello con una risilla cortada que lo acompañó hasta que devolvió la mirada al rostro del cornudo que lo miraba con gesto molesto. Y de pronto, la sonrisa del vampiro se deformó en un gesto de duda, quizá el ser enfrente suyo era demasiado jóven, quizá ni siquiera entendería porqué el vampiro se sentía ofendido con la última pregunta. Pero el rubio no tenía mucho tiempo para hacer averiguaciones, las sombras ocultas tras los muebles empezaban a inquietarse y el vampiro podía notar que estaba perdiendo el control sobre ellas gracias a la poca sangre en su cuerpo. Así que decidió arriesgarse con su duda actual, devolviendo su peso sobre ambos pies, llevó las manos, que antes acariciasen el cuello, hacia las orejas del otro y con una suave caricia, ladeó el rostro para seguir hablando:

- Esta bien, un acuerdo me apetece. Por esta noche de bebida, te ofrezco mi cuerpo. Me parece más que evidente que no eres un demonio de ira o gula, mucho menos de pereza o alguno otro de esos fascinantes linajes, sino más bien, vas por ahí buscando un buen rato. Así pues, yo me ofrezco físicamente, y será mucho más beneficioso para tí ya que además te daré algo de conocimiento que te será útil. ¿te parece?

Al expresar su pregunta, el rubio soltó la piel ajena y dio media vuelta sin despegar la mirada de los ojos rojos enfrente suyo aun luciendo su mejor sonrisa para en seguida seguir girando y llevar sus pasos lejos de la chimenea y hacia un diván mullido, justo el mueble donde el otro olvidara el saco del vampiro hacía un rato.

En el mueble, el rubio tomó asiento con suavidad y elegancia, recostándose cómodamente contra el único brazo de la estructura y quedando boca arriba, contemplando el vacío de la oscuridad, dejando al demonio solo y con suficiente silencio para considerar la oferta, mientras el rubio planeaba en silencio el plan B en caso de cualqueir inconveniente.

Duncan: Casi podía sentir la respiración del otro muy cerca de su cuerpo, y ese tacto helado se le antojaba delicioso, trató de tentar al hombre, con su sangre, pero por lo visto este se había ofendido- huy... pues que delicadito me saliste... bajale a tus humos guerito.. no te estaba ofendiendo, si te quisiera ofender, pensaría en caulquier otra cosa.

Un tanto molesto por que lo llamaran cachorro, miró hacia abajo y se dió cuenta de lo que insinuaba el otro solo se rió- no estoy exitado... no aún... -mentiras, pero no se planeaba dejar, y unas caricias lo confundieron mas, pues no entendía de que va la actitud del otro, supuso que todo se debería al hambre, del vampiro, y el hambre el él mismo causando su irritabilidad.

Cuando sintió un contacto mas directo con su cuerpo, tragó saliva. Conteniendose, y sintiendo un acelere en el pecho. -mmmm... nada mal... esta tentadora la oferta.... -viendo al rubio platino, caminar hasta una zona mas oscura-tsk... conocimiento.... eso me deja curioso... que me piensas enseñar?? -sacandose lo guantes, y abandonandolos en cualquier parte, al igual que sus botas, que acabaron regadas por el suelo, para seguir al chico.

En cuanto notó la falta de iluminación, recordó lo dicho por el propietario de la casa-hmmm... esas cosas.... -desvió su camino un momento para recorrer el sitio, y tomando cuanta vela pudo encontrar, las acomodó cerca del lugar donde estaba el chico recostado, dispersas por el lugar, enciendiendo una a una, creado un ambiente mas agradable, ya minimo, se seguraba que las cosas se mantubieran medianamente al margen, pues como le habían dicho, le temían a la oscuridad, y también era conciente.. de que Dominique le dijera que no las controlaba del todo, ya sea por gusto o por debilidad, no planeaba enfrentarse a eso con hambre.

Una vez hubo colocado mas luces al rededor, se acercó al hombre recostado en el diván, sentandose el demonio en el mueble para contemplarlo en silencio, deborandolo con la mirada, y tentado por su extraña belleza un varón, lentamente se recargó sobre el vampiro, pasando el dorso de su mano, por sus cabellos, para despejarle el rostro y dirigiendole una pequeña sonrisa, se inclinó un poco para tocar sus labios, frios y palidos. Igual que esa piel, que relucía bajo las sombras generadas por el fuego.

Fué un beso fugaz, como pidiendo permiso, Que al no sentir hostilidad por parte del chico, decidió tomar su rostro entre sus manos, para besarle con una sed insaciable. Esas manos, fueron bajando poco a poco, por su cuello, hasta su pecho, donde los botones de la ropa ya le eran, innecesarios.

Dominique: En silencio, el vampiro seguía con la mirada al cornudo en su paseo por la estancia recopilando las velas que hubiere alrededor. Extrañado con el gesto, el vampiro se giró sobre el costado a mirar al otro mientras colocaba las velas alrededor del mueble donde el vampiro estaba, y no fue sino hasta que el otro casi terminara que el rubio entendió la idea detrás de aquel gesto. Una sonrisa suave se dibujó el rostro mortesino del hombre hasta que el peliazul tomó asiento a su lado.

Recostándose de nuevo en contra del brazo del mueble, el rubio quedo quieto y tranquilo mientras el otro le pasaba la mano por el cabello y lo acomodaba a su conveniencia e incluso no hizo movimiento ninguno cuando el otro se inclinó sobre él a rozarle los labios con los suyos aún ferrosos con la sangre secándose en ellos. El rubio creyó tierno el gesto, del mismo tipo de ternura que uno siente por alguien que hace una tontería solo por ignorancia. Y con esa ternura en la piel, el rubio sonrió de lado complicitivamente cuando el otro puso sus manos alrededor del rostro del vampiro.

Apenas estaba entreabriendo los labios para agregar algo, cuando el otro se avalanzó sobre él de nuevo, pero esta vez, con una perceptible ansiedad de saciarse, de tomar lo que quisiera sin consideraciones. El vampiro no pudo evitar sorprenderse, y al tiempo, descuidadamente abrirle paso dentro de su boca. El calor del cuerpo sobre él lo hizo actuar instintivamente, nublando su juicio racional lo suficiente para que el pálido bebedor opusiera sus brazos contra el mueble y se impulsara en contra del cuerpo ajeno, como un amante que busca el calor de su compañero, mientras con su lengua acariciaba frenético la lengua nueva que, palpitante con sangre tibia, tentaba más y más al vampiro a destrozarla entre sus colmillos.  

Sin él notarlo, las manos del demonio habían pasado de su rostro al cuello y en él habían desecho el nudo de la camisa y luego se habían deslizado contra los botones que terminaban arrancados por falta de cooperación, hasta que no quedó uno solo. Fue entonces que el rubio notó la intromisión en su atuendo y estuvo a punto de resongar, ofendido por el daño a su propiedad, pero las manos del demonio resbalaron en contra de la piel helada del vampiro, llenándola de calor al contacto, recordándole al pálido dueño que aquello era solamente un pequeño requisito para poder conseguir algo mejor. Aun con el sopor de la tentación, el vampiro no dejaba de meditar. Debía encontrar un modo rápido de conseguir sangre, porque sin ella, su cuerpo yerto hacía siglos no reaccionaría a las caricias del otro, y por buena experiencia, Dominique sabía que eso podría alejar a su potencial suministro de sangre.

El pálido escuálido dobló una rodilla para llevar la pierna alrededor de la cadera del demonio y atraerlo sobre él con la más sutil suavidad, dejando las piernas del demonio bajo la pierna exploradora y la cadera del peliazul enfrente de la del rubio. El rubio entonces empujó un poco más los brazos, llevando el torso más cerca del torso del demonio, rozando la piel ajena de tanto en tanto en una súplica callada, que por un lado proponía tentar al demonio y por otro ayudaba a retirar la camisa de los hombros del vampiro hasta dejarlos desnudos.

Un jadeo hondo y tibio dió calor a los labios del vampiro de nuevo, quien deseando tener algo de ese calor dentro, no lo pensó dos segundos más. Girando el rostro en medio del beso que parecía interminable, consiguió oponer sus colmillos a los labios del demonio, y sin esperar un segundo más, los clavó tan hondo como pudo para sangrar al otro y beber las pocas gotas que de aquel salvajismo manaran.